miércoles, 4 de enero de 2012

Un paseo por la vida...


La vida no las muestran como una montaña rusa con su alta y bajas y no es más que eso,  hay momentos en que nos sentimos en la cima, sentimos una sensación de progreso, de logros, de placer, que nada molesta, vemos a los demás pequeños, insignificantes, sin ninguna importancia, pero de un momento a otro descubrimos que llegamos hasta el final de la montaña y que no podemos quedarnos allí que debemos continuar pero ahora no vamos a seguir subiendo es hora de descender, vamos inclinándonos pero no tenemos el timón, no tenemos maneras de pararlo y de repente comenzamos a asustarnos, a cuestionarnos ¿Por qué nos tiene que pasar?, ¿Por qué tenemos que bajar, si aquí estamos cómodo?... Es allí cuando empezamos a caer al precipicio y a sentir que nos morimos, que ya termino todo y que de nada sirvió tanto tiempo subiendo, escalando, subiendo obstáculos y alcanzando la admiración de los demás. Todo sucede tan rápido que en lo único que se concentra nuestra mente es en aquel miedo de caer y no podernos pararnos más. Cuando caemos nuestra vista no ve nada más, que las alturas y en nuestras mentes solo recordamos lo que fue sentirse en la cima,  y que ahora por una inevitable situación ya no estamos allá.
En esos momentos es en los cuales pensamos que Dios nos ha olvidado, que Él está en la cima lejos de nosotros, distante, y que Él nos reprochara porque estamos abajo. Pero no Dios sigue siendo Dios, sigue estando en el cielo, y aún sigue cuidándonos desde arriba.
De pronto volvemos a sentir, una pequeña sensación de despegue, como que una sensación de tranquilidad, nos empieza a envolver, ya sentimos, nuevamente los pequeños inicios de un despegue que nos impulsa hacia arriba, pero no es tan acelerado, es casi como que tan difícil volver a subir, como que si está costando mas subir esta vez, empieza a volver la alegría en nuestro rostro, empezamos a sentirnos más emocionados, y que la vida nos está dando una nueva oportunidad.  Ahora, empezamos a vernos subir, escalar, comenzamos a ver que se están encogiendo ante nuestra vista todo de nuevo, empiezas a mirarlo más pequeño cada vez que vas subiendo mas y mas, y nos  volvemos a sentirnos como antes.
Así es la vida, con sus altas y sus bajas, tengamos o no la culpa, hallamos defraudado o no a Dios, hubiésemos culpados a los demás o no, hayamos sido agradecimos o no, fuese lo que fuere SIEMPRE nos toca enfrentar los altibajos de la vida, queramos o no.
¿Pero tú sabes qué? Lo importante no es quienes tuvieron la culpa o quienes no, lo importante no es que nos justifiquemos delante de los demás para que nos comprendan como fue que llegamos allí, lo importante no es que gastemos nuestro tiempo y energía en evitar esos momentos, lo importante no es que nos impongamos grandes castigos, o fuertes disciplinas espirituales, para evitar caer….  Lo verdaderamente importante es que no importa en que lugar estamos si arriba o abajo, nos mantengamos firmes en la fe, creyendo en Dios, creyendo en la palabra de Dios, creyendo en lo que somos para Dios, creyendo en lo que tiene preparado para nosotros Dios, creyendo en las promesas de Dios, creyendo que vale la pena seguirle obedeciendo a Dios, creyendo que la última palabra la tiene Dios, creyendo que el destino de nuestra vida lo tiene Dios, creyéndole a Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario